Este mes se cumplen 50 años del invento que ha ayudado a diferentes industrias, por años, a hacer posible su expansión, el código de barras tal y como lo conocemos hoy. Este código es como el Carnet de los productos a nivel global y se le conoce mundialmente con el acrónimo GTIN (Global Trade Item Number). Se acordó su creación para el 31 de marzo de 1971 y desde entonces, es el apoyo fundamental para todas las industrias del mundo. Y si el código de barras es el Carnet de nuestros productos, el SKU es como el RUT, el número más importante que tiene cada producto en este mundo, y que trae consigo este identificador que permite ver todo sobre estos: dónde están, qué características tienen, o cuántos nos quedan.
El código de barras, por otro lado, no sirve de nada sin estos números, ya que sólo permitiría identificarlos, pero no cuantificarlos. Es decir, en una tienda o supermercado permite saber cuántos productos tiene cada cosa, y por lo tanto, saber cuando se le están acabando los productos y facilitando una mejor gestión del stock. Esta identificación de los productos permitió que la existencia del retail, como los entendemos hoy, fuera posible ya que permitió la digitalización del stock, lo que fue clave para expandir el modelo actual.
El código de barras se escanea cerca 6.000 millones de veces al día, está presente en 100 millones de productos y lo utilizan más de 2 millones de empresas en todo el mundo. Además, registra toda la información de este, de manera que podemos saber de dónde viene, dónde ha estado y su precio por ejemplo. Esto también ayudó a que podamos expandir la información de manera uniforme en las cadenas de negocios, por lo que todas las tiendas y áreas de éstas pueden acceder a la misma información.
La idea salió en una reunión en 1971 donde directivos de diferentes empresas de EEUU definieron para qué tenía que servir, en concreto, este código. Entre estos directivos se encontraban los fundadores de la famosísima compañía Heinz o General Mills (Häagen-Dazs). Una vez firmado este documento, se pusieron sobre la mesa varios diseños donde el vencedor propuso integrar estos números, con el código de barras.
Con frecuencia, de hecho, se suele pensar que los SKUs son sinónimos de los códigos de barra, pero no lo son. El SKU es el código interno que cada negocio crea por sí mismo para sus productos. En cambio el código de barras es el mismo, sin importar quien venda el producto.
Pero ¿Qué diferencia hay entre los códigos SKU y EAN o UPC?
Los SKU en los negocios son la llave que abre la puerta a la expansión ya que al controlar el inventario, podemos ver que productos podrían llevarnos a impulsar las ventas o hacer crecer nuestro negocio. No obstante, en la práctica el rastreo se hace mediante el escaneo de los códigos que van registrando el movimiento del stock.
Es por esto que generalmente se confunde el SKU con los EAN (European Article Number) o los UPC (Universal Product Code) que vendrían siendo los famosos “códigos de barra”. Entonces, para entender mejor sus diferencias, vamos a revisar un punteo de estas:
- El sku es alfanumérico y en general se recomienda que sea corto, mientras que los códigos de barra son una sucesión de 12 dígitos que van acompañados de una barra que se escanea.
- Cada empresa puede definir los parámetros que van a ir ayudando a la generación de los SKUs, mientras que los códigos de barra se rigen por estándares internacionales que regulan cómo serán configurados. Estos, son gestionados desde la organización mundial GS1.
- Los SKUs reflejan todos los datos que harán posible gestionar el inventario, desde los colores, tamaño, e incluso la ubicación en las bodegas, mientras que el código de barra tiene información útil para identificar a los fabricantes o proveedores.
- Quizás la diferencia más grande entre el SKU y el código de barra es que el primero es de uso interno, y puede incluso cambiar entre cada empresa que comercialice el mismo producto; Mientras que, el segundo, es de uso externo y universal. Permanece durante todo el proceso en la cadena de suministro.
Hoy en día manejar la complejidad de estos es clave, por ello tanto las estrategias de gestión de stock, como la homologación de la información, podrán ayudar a resolver varias situaciones problemáticas que se generan en los procesos de gestión y venta. En conclusión, centralizando la información, podremos obtener un mejor funcionamiento de su gestión, a nivel empresa.